Lunes, 15 de Septiembre de 2025

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El Centinela | 2038

La Persona sobre el Servicio. Cuestión de Cordura

Se necesita poco para hacer las cosas bien, pero menos aún para hacerlas mal.

           

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            Ciertamente, los que lucimos ya en el pecho la Placa de la Real y Militar Orden de San Hermenegildo, hemos vivido en primera persona la evolución que ha ido llevando a cabo la Guardia Civil. Más de tres décadas son más que suficientes para darse cuenta de que esta Institución no es la misma que la que conocimos a mediados de los años ochenta.

 

            Han pasado muchas cosas en este tiempo. Desde aquellos interminables servicios de “Puertas” de 24 horas, hasta los dispositivos operativos sin relevo y sin hora de finalización; donde no importaba si no había descanso suficiente entre servicios, si no veías a la familia a la hora de comer o tampoco a la novia después de cenar. El servicio era lo primero. Era lo único que verdaderamente importaba.

 

            Hemos tenido que callar injusticias y tragar arbitrariedades, y hemos llegado a oír en lo oscuro de un lugar aquel eslogan de: “menos SIGC y más SUGC”, que algunos guardias civiles susurraban con aire inconformista, muchas veces fruto de la impotencia, mientras la “Operación Columna” desgastaba a los Servicios Centrales del Servicio de Información allá donde la flor de azahar es más hermosa.

 

            Y también tuvimos que compartir en silencio aquellos años de dolor, donde el rechinar de dientes forjaba y consolidaba la disciplina y el acatamiento al orden constitucional; y la profesionalidad de los agentes hacía gala de la robustez y eficacia de este honrado Cuerpo de Seguridad. Y aún así…, después de todo esto, la Guardia Civil seguía sin dar los pasos necesarios para ponerse a la misma altura que el resto de funcionarios del Estado en cuanto a derechos laborales, o por lo menos, para no estar tan alejados de ellos.

 

            Tuvo que llegar un 22 de octubre de 2007, cuando gobernaba un noble oficio, para que los derechos y deberes del personal del Cuerpo quedasen reflejados en una Ley Orgánica y que las asociaciones profesionales irrumpiéramos en la vida del Cuerpo, eso sí, sufriendo grandes dosis de desconfianza que aún perduran, y que de alguna manera, sigue estigmatizando a aquellos que osan ostentar la representación asociativa en alguna que otra Comandancia.

 

            Pero esta irrupción legal, nos llevó a la normalización de los derechos de representación de las asociaciones profesionales y a la regulación de la jornada y horario, incentivos al rendimiento y de los días de asueto del personal del Cuerpo. Y se hizo de una manera bastante eficiente; no sin antes haber discutido si el Servicio mandaba sobre la Persona o viceversa. Finalmente, he de decir, que la Persona se impuso sobre el Servicio al igual que el poder civil lo hizo sobre el militar, y la Cordura bendijo esta hazaña.

 

            Y en estos años que han pasado, las asociaciones profesionales han ido demostrando su valía en todo el engranaje normativo que vincula a la Guardia Civil, especialmente en aquellas cuestiones de índole profesional, social y económico que atañe al personal del Cuerpo, siendo visualizado sobre todo con el “morlaco” de la equiparación salarial, pues mal que pese a alguien, sino llega a ser por éstas, alguno no se estaría embolsando todos los meses la cuantía de la hipoteca de su casa, sino una mierda como el sombrero del picador.

 

            Y en estas estamos todavía. El mal perder del Servicio ha traído consigo un conato de imposición que obligaría a rendirle pleitesía, empleando para su consecución, el intento de debilitación de los representantes asociativos por un lado, y la sumisión de la Persona, por otro; y todo ello, a través de proyectos normativos de tal poder destructivo, que han tenido que ser paralizados y en algunos casos retirados por prescripción de la Cordura.

 

            Ya veremos en qué queda la cosa. Pero muy mal vamos, si de nuevo tratamos de impedir el avance de la Guardia Civil en derechos laborales y económicos, o de hacerla retroceder en los ya conseguidos, pues este tipo de tontunas, son las que a veces logran que algunos vuelvan a recordar el porqué de aquellos susurros que salían del lado oscuro. Y es que hay ocasiones, en que el Servicio se apasiona, se viene arriba y tiene muy malas ideas...

 

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