Ni más ni menos
Saber lo que es justo y no hacerlo, es la peor de las cobardías (Confucio)
Cuando la Guardia Civil comenzó a prestar servicio por tierras de España, lo hizo con el convencimiento de que el trabajo que estaba desarrollando era considerado fundamental para el mantenimiento del orden y la seguridad de los ciudadanos en todo el país, por eso, lo llevó a cabo de tal manera, que pronto se notó su buen hacer diario en aquellos lugares donde se establecía una Casa-Cuartel.
Fue todo un desafío el pretender la defensa de los derechos y libertades del conjunto global de los ciudadanos, y más, a través de un único Cuerpo de naturaleza militar, y mucho más, el que continúe en la actualidad con el mismo brío y eficacia que al principio.
Aquel desafío supuso un antes y un después en la historia reciente de España, pues no en vano, la Guardia Civil, a través de su servicio, ha conseguido hacerse un hueco en el corazón de todos los españoles de bien, contribuyendo eficazmente al mantenimiento de la paz y la seguridad pública, muchas veces haciendo realidad el lema “todo por la Patria” que reza en la entrada de los acuartelamientos. Pero ya lo dijo un pensador: “los desafíos son los que hacen la vida interesante, superarlos es lo que hace la vida más significativa”. Y eso es lo que hemos hecho, que nuestro servicio a España sea muy significativo. Para ello hemos tenido que ir superando desafíos constantemente, desde el principio, rebasando y superando barreras, adaptándonos a las nuevas tecnologías y tipologías delictivas, manteniendo un conocimiento exacto de la demarcación asignada, haciendo que nuestro trato diario con el ciudadano haya sido el prototipo de lo que ahora denominan “policía de barrio”, creando multitud de especialidades para combatir el crimen y la delincuencia con mayor eficacia si cabe, en fin, materializando aquella afirmación que Galdós, nuestro ilustre escritor canario, expuso en su obra con la maestría que le caracterizaba: “…fue creado en el seno de España un ser grande, eficaz y de robusta vida: la Guardia Civil”.
Pero este alarde de eficacia que acabo de hacer, por otra parte avalado por el pueblo español, no ha ido paralelo con el reconocimiento debido, porque profesionalmente llevamos muchos años a la cabeza como Institución más valorada y en la que más confian los españoles, según la encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), pero a la hora de traducir ese trabajo bien hecho a forma pecuniaria, dista mucho de otros Cuerpos policiales, que si me apuran, el CIS ni siquiera sabe quiénes son. Y esto es una injusticia de tal magnitud, que hasta los más cortos de mente llegan a comprender a la primera.
Y no pedimos ser los mejor pagados, que podríamos, sólo pretendemos que, el salario que percibimos, sea acorde con el trabajo que realizamos. Y como mínimo, como el de aquellos Cuerpo policiales a los cuales les enseñamos el camino a seguir en el mantenimiento de la seguridad pública.
Por eso, desde estas líneas, quisiera despertar conciencias donde las haya, a fin de poder resolver, de una vez por todas, el agravio comparativo que la Guardia Civil viene sufriendo desde hace muchos años; eso sí, manteniéndose disciplinadamente callada, que no satisfecha, en pro de una tutela efectiva que no llega por parte de aquellos a los que les corresponde y sacan pecho cuando presentan y presumen de este noble y honrado Cuerpo de Seguridad del Estado.







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