Del Tarajal al tarado

La mentira gana bazas, pero la verdad gana el juego (Sócrates)
Cuando a mediados de febrero del año pasado se producía la intentona de entrada ilegal y masiva de inmigrantes de origen subsahariano por la playa del Tarajal en la ciudad de Ceuta, es decir, en territorio español y por ende, de la Comunidad Europea, no faltaron voces y hasta gritos de personas de diversa ideología y status social y político, que condenaban la actuación de los agentes participantes en el dispositivo ordenado al efecto para su contención, mantenimiento y cumplimiento de la Ley vigente. Desde la propia Comisaria Europea Cecilia Malmström hasta diversas ONGs, trataron a toda costa de criminalizar a los guardias civiles orquestando un juicio paralelo donde la Ley del Estado de Derecho se suplantaba por la ley de la falsedad, de la mentira y la demagogia.
Pero la verdad triunfa por sí misma y la mentira necesita siempre de complicidad que diría el filósofo griego y es que en los tiempos que corren es muy fácil cocinar una mentira; solo bastan unas gotas de destreza, un buen manejo de las redes sociales para guisarla y no faltará quien se la trague.
Como sabemos que la verdad es hija del tiempo, ASESGC y el resto de asociaciones, desde el principio, mantuvieron y mantienen una posición de apoyo clara y rotunda tanto para los miembros del Cuerpo que actuaron allí como para las acciones y declaraciones posteriores de nuestro director general, pues se tenía la certeza de que los guardias civiles intervinientes eran grandes profesionales, que llevaron a cabo su misión de forma brillante y que el director general se mantuvo al frente con la contundencia, responsabilidad y firmeza que se requiere de todo mando y máxime cuando se trata del Director General de la Guardia Civil.
En estos días, por fin, la Justicia ha hablado y lo ha hecho exculpando, absolviendo y librando de cualquier tipo de responsabilidad a los dieciséis agentes que se encontraban imputados. Espero que aquellos que se atrevieron con el insulto y la injuria sepan ahora retractarse de cuanto afirmaron y vilipendiaron y asuman con humildad su error o por lo menos que tapen sus vergüenzas, pues han quedado desnudos de cara a la sociedad.
Y mientras nos felicitamos por esta noticia, en los albores de nuestra patrona, aparece un personaje que con su apellido denigra la ciudad de las tres culturas y que ha dicho tantas idioteces como su capacidad intelectual le ha permitido, aunque lo único que busca, es su minutito de gloria para que su nombre salga a relucir en las redes sociales. Pero no será por mí. Me niego a que un tarado con sobrenombre de jeep ocupe más de un párrafo.
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