La injusticia de la evaluación

Estimados compañeros, quiero poner sobre la mesa el debate del ascenso a Subteniente por selección. Se pone de relieve la injusticia de ser adelantado por la derecha como consecuencia de  la aplicación de los sistemas de evaluación. Ello tiene consecuencias que me atrevo de calificar como graves. Pues si grave  es ver truncada una expectativa legítima de alcanzar un empleo que te  proporcionaría una mejora económica, siempre necesaria, no resulta  menos grave el impacto psicológico negativo que sufre el adelantado al sentirse seriamente depreciado, y esto ocurre cuando todo lo que  tenía que demostrar y sufrir en su institución ya lo ha hecho con  creces. Bonita forma de velar por la moral de estos profesionales. Si,  yo también lo he pensado... aquí hay muchos regímenes disciplinarios encubiertos.

Todos los que somos suboficiales de la Guardia Civil y sabemos que  terminaremos en esta Escala, tenemos otro motivo de preocupación con  este sistema establecido. ¿De qué nos sirve ascender a Brigada con todas las consecuencias negativas que ello comporta si el deseado puerto de destino,  que es el empleo de Subteniente, nos es susceptible de escamoteo en virtud de un sistema que rezuma arbitrariedad?.

Sí, este sistema tiene vicio de arbitrariedad, porque todo lo documentado no es todo lo que se ha sido y se ha hecho, ni mucho menos. Porque se habla de aptitudes como si ya no fuéramos aptos en cometidos muy afines  para aquellos en los que se nos pretende evaluar.

Quienes hemos transitado por el ascenso, sabemos que, generalmente, es en el empleo de Cabo donde se da de sí, donde ponemos de relieve nuestras cualidades, ¿qué se piensa?, ¿que luego seremos diferentes?, ¿distintos a cómo nos hemos conformado?. Resulta muy cansado sentirse continuamente tutelado por otros que se consideran mejores.

Si luchamos por nuestra dignidad, hemos de decir alto y claro que esos sistemas son una clara indignidad, que no nos lo merecemos. Manejar conceptos como idoneidad, prestigio o cualidades, siempre es complicado y, francamente, no veo en nuestros superiores a los más cualificados para ello, por mucho que les guste establecer comparaciones de buenos y malos. Si por algo se caracterizan no es precisamente por ser unos intrépidos  cazatalentos. Sus decisiones, como las del común de las personas, están impregnadas de sus prejuicios, miedos, … y éstos, frecuentemente moldeados por continuos “lavados de oreja” de aquellos que les circundan, que por otra parte suelen ser los más beneficiados de esa proximidad.

No, definitivamente esos sistemas no favorecen el interés general y, en tanto en cuanto no se cambien, pienso que debería lucharse por que el concepto de veteranía-antigüedad sea sinónimo de prestigio, esfuerzo y capacidad, pues de no serlo tendrían que reconocer abiertamente el fracaso de sus procesos selectivos previos.