El valor de un líder

“Cuando un empleado es incompetente, es el problema de uno. Cuando el líder es incompetente, es el problema de todos” (Proverbio Chino)

Se cuenta que el rey Ho-lu, después de haber leído El Arte de la Guerra, convocó a Sun Tzu a su reino para que le hiciera una demostración usando para ello a las mujeres de su corte. Sun Tzu aceptó el reto. Pidió a las mujeres que se dividieran en dos contingentes y puso al frente de cada uno de ellos a las dos favoritas del rey. Entonces Sun Tzu instruyó al grupo de mujeres en las técnicas de formación. Finalizada la instrucción, Sun Tzu les preguntó si habían entendido los ejercicios. Todas aseguraron haber entendido. Sin embargo, cuando Sun Tzu ordenó a las mujeres marchar en formación, se echaron a reír. Sun Tzu dijo entonces: “Si las órdenes no están claras y los soldados no están familiarizados con las instrucciones, su incumplimiento es culpa del comandante”. Volvió a explicar las instrucciones. De nuevo las ordenó marchar en formación y de nuevo las mujeres rompieron a reír. Entonces Sun Tzu dijo: “Cuando las instrucciones se han explicado suficientemente, su incumplimiento es culpa de los oficiales”. Diciendo esto, ordenó decapitar a las dos favoritas del rey para ejemplo de las demás. El rey dijo haber entendido su método y que no era necesario que continuara con las ejecuciones. El Maestro Sun, haciendo caso omiso a la petición del rey, ordenó decapitar a las dos mujeres. Nombró entonces a otras dos mujeres como oficiales y ordenó una vez más marchar en formación. En esta ocasión todo resultó perfecto y, como era de esperar, nadie rompió a reír. El rey dijo encontrarse muy apenado por la muerte de sus dos favoritas y no tener deseos de continuar con la demostración. A lo que Sun Tzu respondió: “Al rey le interesan las palabras, pero no tiene agallas para aplicarlas”.

Después de leer este pequeño relato sobre la figura del General Sun Tzu y la aplicación práctica de su obra “El arte de la Guerra”, en la Guardia Civil debemos hacer una reflexión: ¿Qué valor damos al líder?

En todas las organizaciones que conocemos y desde todas las perspectivas posibles, la figura del líder es crucial para el éxito de la misma. Nos dice Sun Tzu que el éxito de una organización puede predecirse analizando cuatro puntos: unidad de propósito, conocimiento del entorno, liderazgo competente y organización eficaz. Nos vendría al pelo a la Guardia Civil el conocimiento y aplicación de los conceptos que sustentan la obra del gran Maestro Sun, eso sí, cambiando palabras y adaptándolas al lenguaje actual. Evidentemente donde dice decapitar podríamos poner arrestar, destituir, etc. pero el fondo es el mismo, es imprescindible conseguir una unidad de propósito, es decir, conseguir que todos los miembros de la Institución piensen y actúen en consonancia con el líder.

            Esto que en principio puede parecer una perogrullada, una evidencia, no parece estar tan claro en el Cuerpo de la Guardia Civil, donde los reinos de taifas abundan como provincias tiene el Estado.

            Esta organización puede permitirse el lujo de interpretar normas de carácter general, e incluso llegar a redactar otras que por su contenido derogan tácitamente la norma principal del líder y no pasa nada, es decir, nos podemos reír como aquellas mujeres cuando nos mandan marchar en formación, a sabiendas de que no seremos “ejecutados” y si me apuran, contando con el beneplácito de aquellos que supervisan ese ejercicio.

            Y esto es así porque alguno de los oficiales, en los cuales el líder ha depositado su confianza, no son ejemplo del cumplimiento de las normas y por tanto dudan en hacer que los demás las respeten. Si no se adaptan al propósito que desde la Dirección General se ha establecido, ésta debería tomar las medidas que considerase oportunas para que la unidad de propósito gozase de organización, armonía y liderazgo que diría el Maestro Sun, pues en otro caso se perderá la confianza en el líder y por lo tanto su autoridad quedará siempre en entredicho.