Pretendido acoso a un Suboficial al mando de un Puesto, tras pasar destinado a otra Unidad.

El cumplimiento de un deber inexcusable impuesto por la norma, el deber de corregir el comportamiento inadecuado observado en un guardia civil que pudiera ( y así lo fue ) constituir falta disciplinaria; en el particular caso que se expondrá, deviene en un acusado malestar procurado intencionalmente a su Superior, a su vez dador del parte, empleando recursos poco ortodoxos, tergiversando y descontextualizando los hechos en pro de sostener acusaciones infundadas en contra del Suboficial.

El supuesto de hecho a considerar sería que el Suboficial al mando de un Puesto corrige disciplinariamente a un subordinado y éste, aprovechando que aquél pasa destinado a otra Unidad, trae a controversia cierta información que, siempre a su juicio, debió ser atendida por su Superior y no lo fue, aduciendo "incompetencia" del Suboficial. Semejante estado de cosas, rotundamente falsas en la versión ofrecida por el subordinado, hoy Cabo del Cuerpo, presentadas en connivencia con un agente de la Policía Local que, dicho sea de paso, mantuvo y mantiene notoria animadversión para con el Suboficial, sumado a la tan pretendida "presión mediática"; no hacen sino enturbiar, confundir y alentar el desprestigio profesional de este Mando, con el añadido de incidir negativamente en la imagen del Cuerpo. Además, y como no, la reacción del subordinado ante la acción disciplinaria viene seguida de la tan [ otrora ] recurrente baja psicológica.

Desde esta perspectiva, el bufete «Suárez-Valdés» no se mostrará impasible, llegando no sólo a conformar la defensa de nuestro asociado ( ASES-GC ) sino que, de forma firme y decidida, emprender las acciones penales y disciplinarias a que hubieren lugar en Derecho; y no ya sólo contra el miembro del Cuerpo conculcador sino que, además, sobre la base de los acontecimientos y publicaciones descalificadoras vertidas en mcs promoverá, dado el caso, la pertinente rectificación.

El desalentador panorama buscado maliciosamente por una determinada Asociación que, sin nombrarla, es claramente conocida en atención a sus formas, llega a límites insostenibles, tanto es así que, en el particular caso que nos ocupa, la presión mediática a la que se ve sometido el suboficial supera con creces todo umbral aceptable. Publicaciones de la mano de tal Asociación, sin un ápice de verosimilitud, pasando por calumnias infundadas y alentadas por algún efectivo de otro Cuerpo policial poco proclive a la coordinación funcional,  y llegando al tan temido acoso aunque, a diferencia de lo común, en este supuesto resultaría acosado quien fuera superior inmediato del precursor del mismo, es mala praxis inaceptable en nuestra Institución.

En el sentido apuntado, ASES no dará en modo alguno de lado al Suboficial y, antes al contrario, se pone plenamente a su disposición, entendiendo que este suceso no puede tratarse de un caso aislado ya que, de un tiempo a esta parte y en lo referido a la Escala de Suboficiales, aparecen reiterados acontecimientos semejantes y en distintos escenarios, y en la totalidad de los supuestos, aparentemente alentados desde esa «determinada» Asociación. 

ASES permanecerá vigilante y garantista en cualquier punto del territorio nacional.