Einstein se equivocaba

Suele ocurrirme. Vengo de una de esas reuniones de Compañía, sí esas que se pueden catalogar de mata-debates en las que por enésima vez tratan de esclavizarte a la estadística. Cuando regreso intento despojarme de tanta excrecencia retórica, tanta falacia virtual, para ello nada mejor que un baño de realidad científica, donde te cuentan las cosas como son, no como hay que inventárselas. Busco en YouTube sobre el particular y disfruto.

Cómo se echa de menos esa didáctica en esta institución. Sorprendente lo de la luz, nada puede más rápido que ella salvo el propio espacio que la contiene. Del mismo modo que esa posibilidad de la existencia de universos paralelos, una especie de dimensiones ocultas a nuestros  sentidos. Dicen que las partículas de la gravedad, los gravitones,    pueden transvasar de una dimensión a otra, en cambio las partículas de la luz, los fotones, no pueden hacerlo.

Y es que lo dicho con base empírica difiere mucho del dogmatismo, - el Jefe dice que…, - el Jefe piensa que…, - pues si lo ha dicho el jefe, lo ha dicho el Jefe.

Pese a todo, encuentro que tal vez en ocasiones el dogmatismo tenga razón, será por una de esas extrañas paradojas que tanto les gusta exponer a los científicos. Ocurre en esas reuniones, las de compañía por ejemplo, allí confluyen dos dimensiones distintas, por un lado la de los suboficiales, cabos o guardias con cargo de Comandante de Puesto y por otra los oficiales Comandantes de Puesto o no, pues va la luz con sus fotones y oye, ilumina y retrata nítidamente esas dimensiones, por contra la gravedad con sus gravitones son incapaces de unir nada.

Es posible que una moraleja surja de todo esto:

Sin guardias no hay servicio, con guardias desmotivados se da un servicio malo, sin unión no hay fuerza  – ¡No te maltrates a ti mismo Jefe!