¿Por qué?

Porque se nos sustrae la posibilidad de un proyecto profesional ilusionante.

Porque se nos anuncia una secuencia de continuas desventuras.

Porque nos distraen y confunden.

Porque nos sentimos zancadilleados y traicionados.

Porque exhiben un estilo altivo.

Porque sabemos lo que es la humillación procedente del ninguneo.

Porque nos gusta sentirnos importantes, útiles y considerados.

Porque creemos que nuestra función alcanza dimensiones inconmensurables.

Porque no hemos traicionado.

Porque nos gusta lo que hacemos y trabajar con quien nos acompaña.

Porque no hemos venido a servirnos sino a servir….

Por todo ello y porque la única titular de esta institución es la sociedad española, sólo cabe un deseo:

Les deseo a quienes algunos piensan que están faltos de ideas, y yo más bien lo que percibo es maldad en las mismas, a quienes no saben o no quieren diferenciar unas vacaciones de un descanso, renuncian a diseñar unidades adecuadamente operativas, juegan caprichosamente con las convocatorias de pruebas selectivas, no muestran ninguna empatía hacia los se ven abocados a la renuncia en sus ascensos, sólo esperan que todo les sea servido, comunicado, informado, investigado, solucionado y, llegado el caso, convenientemente tergiversado numéricamente. A todos ellos les deseo buena suerte... buena suerte porque eso lo que las buenas personas sienten hacia aquellos que se empeñan en emprender un viaje a la deriva en el que se sentirán absolutamente…. SOLOS.