Domingo, 14 de Septiembre de 2025

Actualizada Miércoles, 10 de Septiembre de 2025 a las 09:46:59 horas

| 1931

La soledad del Mando

... pero el honor es patrimonio del alma y el alma solo es de Dios.

       Todavía recuerdo cuando en el año 1986 tomé la decisión de ingresar en la Guardia Civil. Por aquel entonces practicaba yo esa “religión de hombres honrados” que diría nuestro ilustre escritor Don Pedro Calderón de la Barca, en una Unidad especial del Ejército de Tierra.

        Una vez dentro y tras mi andadura como Guardia Civil por tierras aragonesas y madrileñas y al servicio de Su Majestad, fijé la mirada en esos galones tomateros que lucía el Cabo que con arrogancia auxiliaba al Suboficial Comandante del Puesto que dominaba la materia de manera espectacular. De ahí nació mi inquietud por el ascenso

        Y recuerdo con agrado a mi viejo profesor de la Academia de Suboficiales al promulgar esa afirmación tan demostrada de que el mando, en su responsabilidad de decisión, está siempre solo. Y es verdad, pero asumir esa responsabilidad es una cosa y dejarle solo es otra bien distinta.

        Y lo digo con ocasión del borrador de la Orden General sobre regímenes de prestación del servicio y de Jornada y Horarios donde nos vuelven a dejar solos. Y es triste, porque ese viejo profesor de Academia sentaba cátedra cuando afirmaba que nunca como mandos de la Guardia Civil, teníamos que dejar a su suerte al personal destinado en nuestras Unidades, sino que deberíamos de procurar velar siempre por sus intereses tanto profesionales como personales.

      Esta es la razón por la que no llego a entender como la Dirección General pretende dejarnos solos en esta andadura y no quiere velar por los intereses de los mandos y me temo que al final es por un simple puñado de horas de las que todos vamos sobrados.

   Somos hombres de honor y llevamos mucho tiempo, desde siempre, velando por los intereses de la Institución sin olvidarnos de nuestras responsabilidades. Esperemos que no sea la propia Guardia Civil quién se olvide de nosotros, pero por una cuestión de honor, no sea que tengamos que pensar lo que nuestro mencionado e ilustre escritor también expresó por medio de su personaje Pedro Crespo, Alcalde de Zalamea, cuando en su alegato final en defensa de su honra, proclamó a Don Lope cuando éste le proponía sufrir por ser quién era: . . .“Al Rey la hacienda y la vida se ha de dar, pero el honor es patrimonio del alma y el alma solo es de Dios”.

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