Cada cosa en su sitio

Hoy, día de resaca democrática en la Guardia Civil, miro alrededor y  se intuye quien participó ayer como representante de cada una de las asociaciones.  “ La cara es el espejo del alma” dice nuestro refranero,  y  hoy tengo que concluir que es verdad. El trabajo de los Delegados de  ASESGC ha sido fructífero, y desde aquí les animo a que sientan esa sensación tan “ castrense” que es la  íntima satisfacción del deber cumplido,  porque contra el  devenir  frío que avecinaba  la proporcionalidad de Ohm y su sistema de representación  electoral, han sido un pronóstico feliz para esta escala, que hoy se levanta un poco más digna, un poco más seria y un poco más orgullosa que ayer.  La participación, aun no siendo la que todos hubiéramos deseado, ha demostrado como las escalas de mando están más implicadas en la construcción desde el Consejo,  de esta Guardia Civil que tanto nos importa. Por el contrario, la escala de Cabos y Guardias no se ha dejado llevar por el   canto de sirenas que auguraba la “llegada del lobo”, y se apropiaba de logros ajenos como propios, que en estos días han llevado a cabo los remeros de la mayoritaria y que sólo han sido capaces de movilizar a uno de cada cinco de sus potenciales electores. Y   haciendo  un ejercicio de reflexión, se me ocurre que habrá  que atribuirles esta escasa participación a ellos en exclusiva, ya que  parece que  no hay otra alternativa al “yo, mi , me, conmigo”,  que tanto les gusta tararear.

Pero como cada cosa termina por ponerse en su sitio, esta mañana los compañeros de ASESGC, a pesar   del cansancio y  esfuerzo acumulado, han esbozado su mejor sonrisa mientras que los otros,  y no precisamente  los de Amenabar, sólo tenían un canto que entonar, y que debería ser el del mea culpa,  como responsables   de la espalda que le han mostrado los componentes de la escala a la que representan, y que se resume en la  palabra que ellos mismos entonan , lloran que lloran por los rincones, y que suena a algo así como   fracaso.